Archivos diarios: 18 junio, 2012

El discurso de México y Estados Unidos en materia de narcotráfico y seguridad

Un trabajo que rescato de los archivos, realizado en 2009, cuyo principal objetivo es analizar la relación bilateral México-Estados Unidos en materia de narcotráfico e inseguridad desde una perspectiva de comunicación política.

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Antecedentes

Desde principios del siglo XX, la relación bilateral entre México y EU ha sido profundamente marcada por el tema del narcotráfico. A partir de entonces, las políticas antidrogas han sido dictadas por el gobierno estadounidense y asumidas cabalmente por su contraparte mexicana debido a lo que algunos especialistas en el tema denominan una asimetría de poder en la relación entre México-EU.

Sin embargo, esa condición hegemónica de EU no impidió que a partir de la década de los 70, ambos gobiernos emprendieran una lucha cojunta en contra del narcotráfico, tal como quedó de manifiesto con la Operación Condor durante 1977, la cual fue denominada como “la más gigantesca abatida contra el tráfico de drogas que se haya realizado en México”, a decir de algunos funcionarios de la época.[1]

Para la década de los 80, la relación entre México y EU vivió uno de sus puntos más álgidos en materia de narcotráfico luego del asesinato del agente encubierto de la DEA, Enrique Camarena Salazar, a manos de los carteles mexicanos, situación que derivó en una crisis diplomática entre los gobiernos de Miguel de la Madrid y Ronald Reagan, la cual contó con una amplia cobertura mediática a los dos lados del Río Bravo.

A partir de la década de los 90, los distintos carteles del país emprendieron una batalla territorial por el control del tráfico de drogas en México y las principales rutas hacia EU. Durante esta época, las organizaciones de narcotraficantes tuvieron una ingerencia más notable dentro de la política nacional; episodios como los asesinatos del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo o de José Francisco Ruíz Massieau, el entonces secretario general del PRI, sacudieron a la sociedad mexicana de la primera mitad de los 90. Incluso existían sospechas de que el hermano del presidente Carlos Salinas de Gortari, Raúl Salinas de Gortari, hermano del entonces presidente de la República, protegía a varios integrantes del cartel del Golfo, encabezado por Juan García Abrego, quien fue detenido y extraditado a Colorado (por su calidad de ciudadano estadounidense) en 1995, lugar donde actualmente purga una condena. Tan solo una prueba de lo fuertemente vinculados que se encontraban los altos mandos del gobierno y los carteles.

Con el derrumbe del régimen vigente durante más de 70 años y el arribo del PAN a la presidencia de la República en 2000, luego de la victoria de Vicente Fox, las diversas organizaciones de narcotraficantes, vieron en esta, una oportunidad idónea para que los carteles adquirieran una mayor autonomía respecto del poder político.[2] Esto provocó que la disputa territorial arrojara una creciente ola de violencia que ha encendido los focos rojos en Washington, donde crece la preocupación de que la violencia sin control pueda empezar a regarse a través del territorio estadounidense.

A partir de entonces, los gobiernos de México y EU se han visto envueltos en una serie de declaraciones que van desde la “responsabilidad compartida”, hasta descalificaciones mutuas respecto al problema, que de acuerdo con algunos especialistas en la materia, incluso pone en riesgo la viabilidad del Estado mexicano.

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Las contradicciones en el discurso antidrogas de México y EU

En febrero de 2009, Dennis C. Blair, director de Inteligencia Nacional del gobierno de Barack Obama, señaló que el poder de los cárteles de droga mexicanos “impide” la capacidad de las autoridades federales de México de gobernar partes de su territorio e inhabilitan la consolidación de instituciones democráticas.[3]

“La influencia corruptora y la creciente violencia de los cárteles impiden a la capital gobernar en algunas partes del territorio”, explicó Blair, ante el Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes, quien sin embargo, sostuvo que el gobierno mexicano era capaz de resolver la crisis.[4]

Además, advirtió que la imposibilidad que ha mostrado el gobierno mexicano para controlar parte de su territorio, y la corrupción alentada por el crimen organizado, erosionarán la tradicional posición privilegiada e influencia política de Estados Unidos en la región, “a menos que el país pueda dar respuesta a esos desafíos de forma más permanente e inmediata”.[5]

La repercusión de la supuesta ingobernabilidad del gobierno mexicano dio pie a que diversos analistas calificaran como muy grave el riesgo actual de que México pueda convertirse en un “Estado fallido”, es decir, una estructura donde la incapacidad del gobierno para ejercer su autoridad, pone en entredicho la viabilidad del Estado mexicano de acuerdo a la definición más básica del término.[6]

La molestia al interior de la administración de Felipe Calderón fue evidente. Las declaraciones de Blair no sólo representaban una severa crítica hacia la situación del país, sino que también echaba abajo la tesis oficial del gobierno mexicano, la cual defiende que la autoridad está ganando la denominada guerra contra el narcotráfico, una de las estrategias de Calderón para legitimar su gobierno luego de las dudas que generó entre la población el proceso electoral de 2006.

El mandatario calificó de absurdas las declaraciones y en un tono molesto criticó “la distorsión que hay de México fuera de nuestras fronteras”, pues consideró que su gobierno está “fortaleciendo la gobernabilidad en aquellas zonas donde se ha visto debilitada o vulnerada, y para ello estamos empleando todas las fuerzas del Estado”, según señaló durante un evento oficial el 12 de marzo pasado.[7]

“Por primera vez el gobierno está limpiando la casa de arriba abajo (…) no se preocupen si ven polvo salir de las ventanas, estamos limpiando la casa”, aseveró Calderón, quien incluso retó a probar la supuesta ingobernabilidad de su administración.

«Es absolutamente falso y absurdo que se señale que México no tiene autoridad sobre un punto del territorio nacional. Yo reto a quien diga eso que me diga a qué puntos del territorio nacional quiere ir, lo único que le pido es que no venga  de vacaciones como parece que vienen algunos analistas a México (…) Exijo que vayamos al punto que quieran del territorio nacional para demostrar el imperio del Estado, Sí tenemos problemas como los que tiene Estado Unidos, pero lo que tenemos nosotros es una firme determinación de terminar un problema que no ha sido creado en nuestro país y que sufre como consecuencia de estar a lado del mayor consumidor de drogas en el mundo y del mayor proveedor de armas del mundo».[8]

Un poco antes, otro incidente ya había ocasionado una severa indignación entre los altos mandos del gobierno federal, luego de que la revista Forbes ubicara al narcotraficante Joaquín Guzmán Loera, alias El Chapo, como uno de los hombres más ricos del mundo. Esto provocó que incluso, el mandatario denunciara una campaña orquestada para dañar la imagen de México ante el mundo. Aunque no dio nombres, la referencia al gobierno estadounidense fue ineludible.

«Hay que lamentar profundamente que se haya escalado una campaña que parece que es una campaña contra México, que la opinión pública y ahora hasta las revistas no sólo se dedican a atacar, a mentir, sobre la situación de México, sino a exaltar a los criminales en lo que en México consideramos que es apología del delito. Eso ni nos arredra ni modifica un ápice nuestra firme determinación de fortalecer el Estado de derecho en México».[9]

El mandatario aseguró que se ha quebrado una buena parte de la estructura financiera y logística del crimen organizado.

En el mismo tono, el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, calificó de desafortunadas y carentes de seriedad las declaraciones del director nacional de Inteligencia de EU.

«Declaraciones como las del señor Blair son desafortunadas y no contribuyen a generar el clima de confianza indispensable para ganar esta lucha», aseveró Gómez Mont, quien incluso exigió al gobierno de Estados Unidos que se reconozca el esfuerzo y liderazgo de México en el combate al crimen organizado.

«Porque si Estados Unidos no fuese el mayor mercado de drogas del mundo, nosotros no tendríamos este problema (…) Si ellos asumieran con mayor seriedad, su compromiso para que se respeten las leyes norteamericanas que prohíben la exportación de armas a México, el tenor de esta lucha sería distinto. Al impedir que más droga llegue a niños y jóvenes, la lucha de México contra el narcotráfico, está salvando miles de vidas inocentes en las calles de México y también en las de Estados Unidos», afirmó el responsable de la política interior.[10]

Desde el inicio de su administración el respaldo del ejército, Calderón inició una cruzada frontal contra el narcotráfico con un operativo de gran resonancia mediática en su natal Michoacán, recién tomó posesión del ejecutivo. A partir de entonces, el gobierno federal ha hecho todo lo posible por defender la tesis de que la autoridad está ganando la guerra contra el narcotráfico, a pesar de que desde el inicio de la administración actual hasta el 13 de marzo de 2009, se contabilizaron 10 mil 475 asesinatos, de acuerdo con cifras de la PGR.[11]

Los ejemplos de cómo los altos funcionarios del gobierno federal han tratado de defender dicha postura son muchos. En mayo de 2008, el procurador general de la República, Eduardo Medina Mora, afirmó de manera categórica que la guerra contra el crimen organizado la va ganando el Estado, “aunque no lo parezca”.[12] En el mismo tono fueron las declaraciones del entonces secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, quien rechazó que el gobierno federal estuviera perdiendo la batalla contra el crimen organizado, e incluso afirmó que los operativos instrumentados para combatir el narcotráfico arrojaban resultados positivos. “No, de ninguna manera, los operativos están dando resultados. Le estamos dando, y duro en esta lucha contra el crimen organizado, a las estructuras logísticas y financieras de los grupos criminales”, aseguró Mouriño, quien en noviembre de ese mismo año perdería la vida en un accidente aéreo que diversos especialistas atribuyeron al narcotráfico, a pesar de que nadie se adjudicó el hecho.

El énfasis de algunos integrantes del gabinete por enaltecer la cruzada del gobierno federal contra el narcotráfico incluso derivó en algunas declaraciones polémicas, como la del secretario de Economía, Gerardo Ruiz Mateos, quien aseguró que antes de la llegada al poder del presidente Felipe Calderón, la penetración del crimen organizado en “las entrañas” del gobierno, era tan seria que “el próximo presidente de la República iba a ser un narcotraficante”, según declaró en Paris ante representantes de la comunidad mexicana.[13]

Sin embargo, los hechos parecen contradecir el discurso oficial, según lo expresan las propias cifras del gobierno federal. Un ejemplo claro, son las declaraciones del procurador general de la República, Eduardo Medina Mora y algunos reportes de inteligencia de la SSP. Por una parte, el titular de la PGR reconoció en abril de 2007 que el narco enfrentaba un momento difícil, y por consecuencia, “una severa crisis en su articulación criminal”. En contraparte, un estudio de la SSP titulado Radiografía de las organizaciones de narcotraficantes, actualizado en diciembre de 2008, sostiene que la estructura de algunas orgaizaciones como el cartel de Tijuana están en plena expansión.[14] ¿Cómo puede enfrentar una organización una “severa crisis” y al mismo tiempo estar en plena expansión? Incluso existen reportes del gobierno estadounidense que sugieren que la presencia de los carteles mexicanos en territorio estadounidense va tomando más fuerza en ciudades como Atlanta, por ejemplo.[15]

Otro caso comúnmente citado para demostrar el éxito de la estrategia militar de Calderón es el caso de Ciudad Juárez, Chihuahua. Con cerca de 1,600 ejecuciones el año pasado, Ciudad Juárez es la ciudad más violenta de México. El estado de Chihuahua, donde Ciudad Juárez se localiza, registra dos veces más muertes violentas que el estado que le sigue en violencia, Sinaloa. En 2008, la PGR registro 2,044 muertes violentas en Chihuahua; Sinaloa registro 985 (menos ejecuciones que en Ciudad Juárez por si sola). Aún mas, una noticia filtrada desde la policía de Juárez denunció que en la primera mitad de 2008 (el único período con información disponible), los homicidios se incrementaron en forma constante—casi sin excepción—mes tras mes[16]. La violencia había alcanzado niveles tan álgidos que un residente de Ciudad Juárez puso un cartel fuera de su oficina que informaba: «Aventar la basura o cadáveres esta terminantemente prohibido.» Este mismo hombre fue posteriormente asesinado.

Esto ha demostrado que pese a lo contundente de sus propios datos, el gobierno mexicano sigue manteniendo el mismo discurso, el cual sugiere que se está desarticulando poco a poco a los carteles, y por ende, ganando la guerra contra el narcotráfico. Esto ayuda a entender el por qué, las declaraciones de Blair, quien tiempo después se retractaría de las mismas[17], provocaron tal molestia en el gobierno federal, el cual ya antes había criticado el papel que estaba desempeñando EU en la cruzada contra las drogas, durante los últimos meses de la administración Bush.

Como muestra de ello, en junio de 2008, Calderón consideró “inconcebible” que en un año México haya puesto a disposición de la justicia a más de 20 mil personas vinculadas con el tráfico de drogas, y que en Estados Unidos no haya “una cifra específica” de su compromiso para combatir las redes criminales que operan de ese lado de la frontera.

“Es inconcebible que las redes criminales existan sólo del lado mexicano y que al pasar la droga por la frontera desaparezcan como por arte de magia, como si no existieran”, dijo el Jefe del Ejecutivo durante su encuentro con corresponsales españoles, en el que precisó que su gobierno ha encabezado una lucha frontal contra el narcotráfico: “hemos cerrado espacios a la estructura criminal y golpeado de manera importante su estructura financiera y operativa, y eso ha provocado reacomodo dentro de las propias bandas”.[18]

A raíz del creciente malestar en su contraparte mexicano, el nuevo presidente estadounidense, Barack Obama decidió entablar un diálogo directo con Calderón para poner sobre la mesa la forma en que la nueva administración estadounidense trataría el problema del narcotráfico, asumiendo de entrada, una “responsabilidad compartida” junto a México.

Este acercamiento sentó las bases para un proceso de negociación y análisis del problema de forma conjunta entre EU y México. En este sentido, la visita oficial de Hillary Clinton, jefa de Estado del gobierno norteamericano, y de Janet Napolitano, secretaria de Seguridad Nacional de EU, sirvió como antesala de lo que sería la primer visita oficial de Obama a México, programada para el 16 y 17 de abril.

En su arribo a la capital mexicana a finales de marzo, Clinton presentó un discurso más contundente sobre la corresponsabilidad de EU en la lucha contra el narcotráfico, país al que le achaca contar con una legislación laxa en materia de venta de armas de las que se abastecen casi en un 90% los cárteles de la droga mexicanos.

En el vuelo que la trajo a la ciudad de México para una visita de dos días, Clinton mencionó que la incapacidad de EU para enfrentar el problema de la demanda “crea una situación por la cual la gente considera responsables al gobierno y al pueblo mexicanos. Eso no es justo”.[19]

En lo que han sido las declaraciones más directas del gobierno estadounidense en admitir que el narcotráfico es un “problema compartido”, la funcionaria dijo que la “insaciable” demanda de drogas en su país alimenta el problema, así como la falta de resultados para detener el contrabando de armas.

Al finalizar el encuentro con Calderón en Los Pinos, Clinton ofreció una conferencia de prensa en la que descartó que en México existan “territorios ingobernables”, como manifestó a principios de mes el director de Inteligencia Nacional de Estados Unidos, Dennis C. Blair. Asimismo, anunció la creación de una Oficina de Implementación Bilateral en México, en la que funcionarios de ambos países “trabajarán para combatir a los narcotraficantes y la violencia que tratan de diseminar”, aunque no precisó más detalles.

El discurso de EU no quedó del todo claro. El mismo día que Clinton se reunió con Calderón en la capital mexicana, Janet Napolitano, secretaria de Defensa y Seguridad de EU, reconoció ante el Congreso de su país que el gobierno de Felipe Calderón se enfrenta a “una amenaza existencial” en su lucha contra los cárteles de la droga y aseguró que EU está elaborando un “plan de contingencia” con las autoridades locales y estatales para responder “al peor de los casos”.[20]

¿Está en riesgo la viabilidad del Estado mexicano o no? Las declaraciones de Napolitano parecen apoyar lo que en un principio declaró Blair, pero por otra parte, el discurso de Clinton parece ir en dirección contraria.

Sin embargo, la visita oficial de Hillary no logró que el malestar de Calderón bajara de tono. El reclamo hacia el gobierno de los EU adquirió cierta repercusión en el ámbito internacional luego de que en una visita oficial a Gran Bretaña, a finales de marzo de 2009, el mandatario declarara al diario británico Financial Times que ni la ayuda financiera de Washington hasta el momento, ni sus intentos por frenar la actividad ilegal a lo largo de su frontera de 3 mil 200 kilómetros, resultaban suficientes para erradicar al narcotráfico, a pesar de que la misma Presidencia de la República aclaró que las declaraciones publicadas por el diario fueron sacadas de contexto.[21]

«La ayuda debería ser equivalente al flujo de dinero que los consumidores estadounidenses dan a los criminales», señaló Calderón, refiriéndose a las compras de narcóticos de cárteles de drogas mexicanos por personas en EU.[22]

Asimismo, otro hecho continuó con la tensión bilateral, luego de que se diera a conocer que el hoy virtual embajador de EU ante México, Carlos Pascual, de ascendencia cubano-estadunidense y egresado de Harvard, es un experto en “Estados fallidos”, tal como lo publicó el periódico La Jornada.[23]

En la revista Foreing Affairs de julio-agosto de 2004, Pascual, junto con Stephen Krasner, publicó un artículo sobre los “Estados fallidos”, en el que afirmó: “En un mundo interrelacionado los Estados débiles y fallidos representan un riesgo para Estados Unidos y la seguridad global. Además, representan uno de los retos más importantes para la política exterior en la era contemporánea. Cuando el caos prevalece, el terrorismo, el narcotráfico, la proliferación de armas y otras formas de crimen organizado florecen”, según información del rotativo mexicano.

Este hecho puso en entredicho la postura real de EU respecto a México, ya que nuevamente, las acciones del gobierno estadounidense resultan notoriamente contradictorias al discurso oficial y protocolario del que había echado mano Clinton.

Pese a todas las polémicas posteriores a la visita de la Jefa de Estado norteamericana, en la que se preparó el terreno para la visita de Barack Obama a la ciudad de México, el discurso del mandatario estadounidense se dio en un tono conciliador, con el objetivo de limar asperezas con su homólogo mexicano.

Así lo sugieren declaraciones como las del 29 de marzo durante una entrevista concedida al programa Face the Nation, de la cadena CBS. En dicha emisión, Obama rechazó que los cárteles de la droga supongan una “amenaza a la existencia” de los gobiernos de México y Estados Unidos, aunque consideró que esta lucha se le ha escapado de las manos del gobierno mexicano y que esta situación representa una amenaza grave para las comunidades estadounidenses. Sin embargo, refrendó lo dicho por Clinton en relación a la “responsabilidad compartida”.[24]

“Por esta razón tenemos que reconocer que esta lucha es una calle de doble vía”, dijo Obama al reconocer que, desde Estados Unidos, “tenemos que poner de nuestra parte reduciendo el consumo y el tráfico de armas y de dinero” que van a parar a los cárteles de la droga.

Asimismo, el presidente Obama comparó la “valiente y audaz” campaña del presidente de México, Felipe Calderón, contra los cárteles de la droga con la guerra que, en su momento, libró Elliot Ness en EU contra la mafia de Al Capone, declaración que intentó resaltar la labor de Calderón a pesar de ser severamente criticada entre algunos representantes del poder legislativo mexicano.

En su arribo a México, el tema del abastecimiento de armas provenientes de EU y utilizadas por narcotraficantes mexicanos, fue uno de los temas centrales de Obama.

«Nadie tiene ilusiones de que tratar de restaurar esta eliminación será fácil», dijo el mandatario. «Lo he dicho antes y lo repito, tengo enorme admiración por el valor del presidente (Calderón) y de todo su gabinete, por los policías y los militares que están atacando a estos cárteles», señaló Obama, quien agregó que la demanda de droga en Estados Unidos es lo que ayuda a que estos cárteles funcionen. «Esta guerra (contra el narcotráfico) se está librando con armas no compradas aquí, sino en mi país”.[25]

“Como dije antes, y es algo que el presidente Calderón y yo reconocemos firmemente, no se puede combatir esta guerra con una sola mano, no se puede simplemente tener un esfuerzo del lado de México y no de Estados Unidos, y lo mismo vale a la inversa(…) Nadie tiene ilusiones de que tratar de reinstaurar esta eliminación será algo fácil. Será cuestión de ver cómo podemos mejorar nuestra policía y nuestra vigilancia (…) No quiere decir que vamos a trabajar hacia una eliminación de las armas de facto, pero rápidamente podemos lograr progresos importantes en este campo”.[26]

A pesar de que no se llegó a un acuerdo concreto para combatir al narcotráfico, el discurso estadounidense de Obama sirvió para reducir los reclamos de Calderón y restablecer un clima más cordial dentro de la relación bilateral, tal como lo dejaron entrever algunas declaraciones posteriores de ambos mandatarios.

Sin embargo, varias voces al interior del gobierno estadounidense, dependientes del poder ejecutivo, parecen no estar muy de acuerdo con la forma en que se está librando la guerra contra el narcotráfico.

A mediados de mayo pasado, Gil Kerilkowske, el recientemente nombrado zar antidrogas de la Casa Blanca, declaró nulo el concepto de “guerra contra las drogas” dentro de Estados Unidos, mientras se intensifica el debate político sobre el fracaso de ese concepto y en favor de la legalización de la mariguana.[27]

Esto representa otra seria contradicción dentro de la administración Obama, ya que mientras EU continúa financiando las “guerras contra la droga” en México y otras regiones, mediante estrategias como la Iniciativa Mérida, dentro del país es cada vez más evidente que hay un cambio de óptica tanto dentro como fuera del gobierno, y hoy fue expresada por uno de los comandantes de esa “guerra”.

Otro ejemplo de inconformidad lo mostró el propio ejército estadounidense, según la conclusión de un reporte sobre la viabilidad de la Iniciativa Mérida elaborado por el Instituto de Estudios Estratégicos del Ejército de Estados Unidos, el cual cuestiona que este plan bilateral no sólo se concentre en combatir a los productores de droga, sino que, además, dice, parece restarle recursos a la prevención de adicciones en ese país.[28]

“La Iniciativa no está siendo acompañada de ningún esfuerzo real de prevención, tratamiento u otros programas relativos a la demanda en Estados Unidos. Peor aún, el dinero gastado en la Iniciativa Mérida parece ser que ha sido a expensas de tales programas”, dice el documento. “El presupuesto para la publicidad en contra de las drogas en Estados Unidos se redujo más de la mitad (de 140 a 60 millones de dólares anualmente) en la administración de George Bush, y la aprobación de la Iniciativa Mérida se dio junto con un recorte de 73 millones de dólares a los programas nacionales de tratamiento”, agrega.

Sin embargo, todo parece indicar que el acercamiento de Obama ya empieza a generar algunos acuerdos concretos entre México y EU, tal como lo apunta el reciente acuerdo de cooperación “sin precedentes” firmado entre ambos países para reforzar la seguridad fronteriza y atajar el tráfico ilegal de drogas, dinero y armas pero sin entorpecer el flujo regular del comercio y de personas.[29]

“Este acuerdo supone un nuevo paso en el terreno de la cooperación bilateral”, aseguró Napolitano en referencia a los programas de desarrollo tecnológico, de intercambio de inteligencia y de entrenamiento.

La secretaria de Seguridad Interna precisó, además, este programa supondrá el aumento de registros e inspecciones de los vehículos que van hacia México; el intercambio de inteligencia sobre actividades delictivas en la frontera y el fortalecimiento de los protocolos para el intercambio de esos datos.

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[1] Luis Astorga. El siglo de las drogas: el narcotráfico del Porfiriato al nuevo milenio. Plaza Janés. México. 2005. p. 115

[2] Íbid p. 162

[3] El poder de los cárteles crea ingobernabilidad en México, asegura la inteligencia estadunidense. La Jornada. 12 de febrero de 2009.

[4] EU: Calderón no gobierna en parte del territorio nacional. Milenio diario. 11 de marzo de 2009.

[5] Corrupción y narco en México erosionan a EU: Denis Blair. La Jornada. 11 de marzo de 2009.

[6] «El Estado es una asociación que reclama para sí el monopolio del uso legítimo de la violencia y no puede ser definido de otra manera», según se afirma en: H. H. Gerth y C. Wright Mills. From Max Weber, Londres, 1948.

[7] Que me digan dónde no gobierno: Calderón. Excélsior. 12 de marzo de 2009.

[8] Calderón reta a EU a comprobar que sí hay autoridad en México. El Universal. 12 de marzo de 2009.

[9] Ibidem.

[10] Segob rechaza que haya ingobernabilidad. El Universal. 11 de marzo de 2009.

[11] Suman 10 mil 475 ejecuciones en esta administración: PGR. El Universal. 25 de marzo de 2009

[12] “Aunque no lo parezca”, vamos ganando: Medina. Milenio diario. 29 de mayo de 2009.

[13] Si no se hubiera enfrentado al crimen, el presidente sería narco: SE. Milenio diario. 18 de febrero de 2009.

[14] Ricardo Ravelo. “La Consolidación” dentro de El México narco: primera parte. Proceso, edición especial número 24, México, junio de 2009.

[16] Bill Conroy. Juarez murders shine light on an emerging ‘Military Cartel’. Narco News. 6 de diciembre de 2008.

[17] Dennis Blair rechaza que haya un “Estado fallido”. El Universal. 27 de mayo de 2009.

[18] EU no aporta ni datos: Calderón. Milenio diario. 10 de junio de 2008.

[19] Hillary: injusto culpar a México por el narco. El Universal. 26 de marzo de 2009.

[20] México enfrenta una “amenaza existencial”, acepta Napolitano. El Universal. 26 de marzo de 2009.

[22] Insuficiente el apoyo contra las drogas: dice Calderón al Financial Times. Milenio diario. 27 de marzo de 2009.

[23] Experto en “estados fallidos”, el próximo embajador de EU. La Jornada. 27 de marzo de 2009.

[24] Narcoviolencia, fuera de control, alerta Obama. El Universal. 30 de marzo de 2009.

[25] Calderón y Obama cerrarán frontera a armas. http://www.eluniversal.com.mx. 16 de abril de 2009.

[26] México y EU buscan nueva era de cooperación bilateral. El Universal. 17 de abril de 2009.

[27] Washington elimina el concepto de “guerra contra las drogas”. La Jornada. 15 de mayo de 2009.

[28] Inefectiva, estrategia contra las drogas: Ejército de EU. El Diario de Ciudad Juárez. 15 de junio de 2009.

[29] México y EU anuncian plan para reforzar seguridad fronteriza. El Informador. 16 de junio de 2009.